En el año 2022, las inversiones en generación eléctrica estuvieron principalmente orientadas hacia tecnologías limpias, destacando en especial la energía solar, eólica e hidroeléctrica. Durante ese año, aproximadamente el 28% de la producción eléctrica a nivel global provino de fuentes de energía renovable, siendo la solar responsable del 10% y la eólica del 7%.
México figura dentro de los diez países con condiciones más favorables para la explotación de la energía solar, pero, paradójicamente, en el 2022, la contribución de la energía solar a la generación nacional solo alcanzó el 4.5%.
El año 2023 en el mundo se han registrado temperaturas extremas históricas, que son efecto del cambio climático ocasionado por la excesiva producción de gases de invernadero, de los cuales entre el 32 y 42% son producidos por la generación de electricidad. Los expertos advierten que esto podría ser apenas el inicio. Como recientemente expresó António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, hace menos de un mes, “No más indecisiones, no más pretextos. No podemos aguardar a que otros tomen la iniciativa. Simplemente, no queda tiempo”.
Es urgente, que los gobiernos que no lo hayan hecho, se alineen a la tendencia mundial y apoyen, en el discurso y el presupuesto, la rápida transición energética hacia tecnología limpias. Pero para que esto suceda se necesita que la voz de los ciudadanos se eleve y lo exija, hagámoslo ¡!